martes, 11 de diciembre de 2012

Tu chica

Ponla en cualquier parte
apoyada contra una pared
Desnuda sobre tu lecho
vestida de gala para el baile
Métele algunos pensamientos
en la cabeza
Ponle algo de dinero
en las manos
Asegúrate de que puedes hacerla correrse
al menos una segunda vez
Hermano, esa es tu chica

TU CHICA

y hablad juntos de la era que se avecina
en la que vestirás carne de mujer
y dejarás que tu belleza adopte una vez más
el valor de un corazón para empezar de nuevo

informa mi soledad con momentos
de la inminente unidad, confiesa
tu cuerpo a mi absoluta ignorancia
y haz descansar al soñador de su falta de sueños
(misteriosas cuartetas de los Cuadernos de Notas en los que trata de
pleitear por la paz )


Por Leonard Cohen

viernes, 7 de diciembre de 2012

Carta II

Estás lejos y al sur
allí no son las cuatro.

Recostado en tu silla
apoyado en la mesa del café
de tu cuarto
tirado en una cama
la tuya o la de alguien
que quisiera borrar
-estoy pensando en ti no en quienes buscan
a tu lado lo mismo que yo quiero-.
Estoy pensando en ti ya hace una hora
tal vez media
no sé.

Cuando la luz se acabe
sabré que son las nueve
estiraré la colcha
me pondré el traje negro
y me pasaré el peine.

Iré a cenar
es claro.

Pero en algún momento
me volveré a este cuarto
me tiraré en la cama
y entonces tu recuerdo
qué digo
mi deseo de verte
que me mires
tu presencia de hombre que me falta en la vida
se pondrán
como ahora te pones en la tarde
que ya es la noche
a ser
la sola única cosa
que me importa en el mundo.
Por Idea Vilariño

lunes, 3 de diciembre de 2012

La tolerancia de los cuervos

La muerte llega abundante desde problemas
resueltos sobre el mapa, desde sabias disposiciones,
desde ángulos de elevación y de tiro;

llega inocente desde artilugios que los niños
querrían usar y guardar bajo su almohada,
e inocentemente empala cualquier cuerpo.

Tras la carne cae también la mente,
sale el pensamiento de la mente y se tronchan
los proyectos enfocados a la meta ansiada.

Se detiene el avance del veneno en los nervios.
Colapso de la disciplina.
El cuerpo sólo espera la tolerancia de los cuervos.
 

Por Charlie Donnelly

lunes, 26 de noviembre de 2012

Muerte en el olvido


Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...


Por Ángel González

viernes, 23 de noviembre de 2012

Hijos

Cuando tienes a un hijo en casa
no dejes nunca el vino abierto
a bukowski en la mesa u otros libros contagiosos
las cartas que escribías a tus novias
las llaves del coche
cuando tienes a un hijo en casa
sal a escondidas del piso
y vete por los bares
a buscarte a ti mismo
como eras hace muchos años


Por Daniel Hevier

lunes, 12 de noviembre de 2012

Aquellos que amaste

Aquellos que amaste
uno tras otro desaparecieron
el árbol quedó otra vez sin hojas
Es extraño cómo encuentra valor
y florece
Por Dinos Christianópulos

jueves, 1 de noviembre de 2012

Las ventanas


En estas oscuras piezas, donde paso
días agobiantes, voy y vuelvo arriba abajo
para hallar las ventanas. -Cuando se abra
una ventana habrá un consuelo- .
Mas las ventanas no están, o no puedo
encontrarlas. Y mejor quizás que no las halle.
Acaso la luz sea un nuevo tormento.
Quién sabe qué cosas nuevas mostrará.



Por Constantine Cavafy 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Ocio


Ella duerme. La hora en que los hombres
ya se han despertado, y poca luz
entra todavía para herirlos.
Con muy poco tenemos bastante. Sólo
el sentimiento de dos cosas:
la tierra gira y las mujeres duermen.
Conciliados, caminemos
hacia el fin del mundo. No necesitamos
hacer nada para ayudarlo.

Por Gabriel Ferrater

lunes, 1 de octubre de 2012

A veces, en octubre, es lo que pasa

Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;

cuando el cielo parece un mar violento,

y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;

entonces,

ya se sabe,
es lo que pasa:

esas hojas, los pájaros, las nubes,

las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.

No busquéis el motivo en vuestros corazones.

Tan sólo es lo que dije:
lo que pasa.
Por Ángel González

sábado, 22 de septiembre de 2012

A la que pasa

La avenida estridente en torno de mí aullaba.
Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa,
pasó aquella muchacha. Con su mano fastuosa
Casi apartó las puntas del velo que llevaba.

Ágil y ennoblecida por sus piernas de diosa,

Me hizo beber crispado, en un gesto demente,
En sus ojos el cielo y el huracán latente;
El dulzor que fascina y el placer que destroza.

Relámpago en tinieblas, fugitiva belleza,

Por tu brusca mirada me siento renacido.
¿Volveré acaso a verte? ¿Serás eterno olvido?

¿Jamás, lejos, mañana?, pregunto con tristeza.

Nunca estaremos juntos. Ignoro adónde irías.
Sé que te hubiera amado. Tú también lo sabías.
Por Charles Baudelaire

martes, 18 de septiembre de 2012

Al partir, me quedan cosas que acabar...

Al partir, me quedan cosas que acabar,
al partir.
Salvé la gacela de la mano del cazador,
pero siguió desvanecida, sin recobrar el sentido.
Cogí la naranja de la rama,
pero no pude despojarla de su corteza.
Me reuní con las estrellas,
pero no pude contarlas.
Saqué agua del pozo,
pero no pude servirla en los vasos.
Coloqué las rosas en la bandeja,
pero no pude tallar las tazas de piedra.
No sacié mis amores.
Al partir, me quedan cosas que acabar,
al partir.

Por Nâzim Hikmet

jueves, 6 de septiembre de 2012

Hubiera querido

Hubiera querido traspasar tu cuerpo,
hasta diluirme en tu sangre somnolienta,
y conocerme al revés,
y salirme
y verme al verte.
Hubiera querido masticar la noche
y tragarla muy despacio
hasta vomitarla y detenerla.
Hubiera querido que tus pies helados
se quedaran atracados en la cama
y yo atracarme en tu cuerpo cálido
y hacernos esclavos infinitos de las ganas.
Hubiera querido muchas cosas
alargar la distancia de mi cuerpo
abarcarme y abarcarte más...
Entrar, ser vos,
salir, dejar de serlo.
Apretarte, apretarme.
Estar siempre mojada de tus hijos,
llenarme las manos con tu pelo,
recorrer con mi lengua las raíces de tus cosas,
todo muy rápido, ¡todo al mismo tiempo...! ...
pero el tiempo se viene y hay que caminarlo para hacerlo.
Porque desde allá, desde donde el carajo está siendo razonado,
y el fusil ya se abre paso entre los dedos
porque el hambre ya se transformó en bostezo largo
y el sueño, como el pan, en un misterio.
Se oye un grito gritando para todos.
El que no quiera escuchar, se irá muriendo…
Hubiera querido tantas cosas, dije,
y no me alcanzó el tiempo.

Por Rosa María Pargás

domingo, 2 de septiembre de 2012

Soy

Soy un niño desventurado
criatura de los patios
con chirriante triciclo
y rulos de calesita

caballito de madera
sube y baja
tobogán de sueños
¡quién tendrá presente
mis notas de conducta!

hamaca acercame al cielo
que quiero soplar una nube
para ver más azul
y abrazarme a ese sol redondo

 Por Aníbal Jorge Sciorra

miércoles, 29 de agosto de 2012

Carta del suicida

Juro que esta mujer me ha partido los sesos.
Por que ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales y nunca cicatriza,
así sople el verano o el invierno,
así viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estomago lleno, como un cóndor saciado.
Así padezca el látigo del hambre,
así me acueste.
O me levante, y me hunda de cabeza en el día
como una piedra bajo la corriente cambiante.

Así toque mi citara para engañarme.

Así se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
arcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras, hasta consumirse.

Juro que ella perdura porque ella sale y entra

como una bala loca.
Me sigue a donde voy y me sirve de hada.


Por Gonzalo Rojas

viernes, 24 de agosto de 2012

Faîtes vos jeux

Cuando se aleja el momento de las heridas
se instala el de las cicatrices:

Es el abrazo
del oso del tiempo

Antes de que la función
alcance su final
en pleno soliloquio del actor
con tanto desparpajo como estrépito
los obreros entran en escena
y empiezan a desmontar el decorado

Por Anton Vallet

martes, 14 de agosto de 2012

Fragmentos

Tengo un vaso en las manos.

Tras comer en silencio, tú te has ido a dormir.

El vaso estalla.
Los trozos de cristal, hundidos en el agua
del fregadero, cortan.

Lo inesperado
se convierte en un vaso
que se quiebra en el agua.

Al fondo,
todo lo que se rompe antes de tiempo:
nosotros, esta noche.


Por Juan Manuel Romero

domingo, 5 de agosto de 2012

El futuro

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.
Por Julio Cortázar