sábado, 28 de abril de 2012

Cuanto más se quiere

Cuanto más se quiere descansar
Tanto más horrible se hace la vida;
La neblina húmeda se arrastra desde los campos,
La neblina húmeda penetra al pecho.
Arrastrándose por el terciopelo de la noche...
Olvida que hubo la vida,
Que la vida habrá, olvida...
Se arrastran desde los campos las tinieblas nocturnas...
Solo uno, solo uno,
Quedarse dormido, quedarse dormido...
Pero de todas maneras
Alguien te despertará.

Por Aleksandr Blok

jueves, 26 de abril de 2012

Herida

Ya dejará de sangrar esta puta herida.

Esta herida que me divide
que me deja inmóvil
que me enfrenta con lo peor de mí.

Esta herida abierta que sangra feroz
y que tira al fondo mi estima de hombre

Esta herida dolorosa
Y siniestra.

Herida
que no para de llorar.

Ya dejara de sangrar
la brutal asesina.
Por Carlos Norberto Carbone

lunes, 23 de abril de 2012

A veces, cuando la noche me aprisiona

A veces, cuando la noche me aprisiona,
suelo sentarme frente a una cabina
telefónica
y contemplo las bocas que hablan
para lejanos oídos.
Y cuando el hielo de la soledad
me ha desvelado, los barrenderos moros
canturrean tristemente
y las estrellas ocupan su lugar,
yo acaricio el teléfono
y le susurro sin usar monedas.

1-75.
Por Félix Francisco Casanova

jueves, 19 de abril de 2012

Parpadeo

Pedro Salinas dice en un poema
que no quiere dejar de sentir
el dolor de la ausencia
de la mujer a la que ama,
porque eso es lo único
que le queda de ella:
el dolor.

No recuerdo sus palabras exactas.
Él lo dice mejor que yo.
Eran otros tiempos.
Salinas está muerto.
La mujer a la que amaba también.
Pronto lo estaremos todos.
La vida es un mero parpadeo.
Abre los ojos
y ciérralos.

Por Roger Wolfe

martes, 17 de abril de 2012

Escándalo

Perdidos en la noche de aquel cine,
más allá de las últimas butacas,
muy cerca de los goces y venturas,
tú y yo, por las aceras de la gente,
en un film que no acaba y siempre empieza.
Recuerdo que Anny Ondra eran tus pechos,
tus ojos y tus labios,
que andaban dislocados
por todos mis pasillos interiores.
¡Qué júbilo y qué gritos!
Así entramos en el mundo de los velos
que inventó la pantalla y los suspiros.

*

Ayer fueron sorprendidos en un cine de esta localidad,
pisoteando la moral burguesa, dos novios, en un
estado tal de limbo y desvergüenza, que tuvo que
intervenir la fuerza pública. Otras parejas aplaudían
desde las últimas butacas.

Por Domingo López Torres

sábado, 14 de abril de 2012

Cuando escuché al docto astrónomo

Cuando escuché al docto astrónomo,
cuando me presentaron en columnas
las pruebas y guarismos,
cuando me mostraron las tablas y diagramas
para medir, sumar y dividir,
cuando escuché al astrónomo discurrir
con gran aplauso de la sala,
qué pronto me sentí inexplicablemente
hastiado,
hasta que me escabullí de mi asiento y
me fui a caminar solo,
en el húmedo y místico aire nocturno,
mirando de rato en rato,
en silencio perfecto a las estrellas.

Por Walt Whitman

jueves, 12 de abril de 2012

El grito de los fantasmas


1

En vano nos agarramos a las telarañas flotantes
y al alambre de púas.
En vano apoyamos el talón en la tierra
para no dejarnos arrastrar con tanto ímpetu
hacia las tinieblas, que son más negras
que la más negra noche
y carece ya de corona de estrellas.

Y cada día encontramos a alguien
que involuntariamente nos pregunta
sin abrir siquiera la boca:
¿Cuándo? ¿cómo? ¿y qué viene después?

Bailan y danzan aún un poco más
y respiran el aire perfumado,
¡aunque sea con el dogal al cuello!

Por Jaroslav Seifert

lunes, 9 de abril de 2012

Acerco a mi vello el dorso de tu mano

Y no entiendes que no hablo de amor.
Semental que me monta seis veces cada noche agarrando de veinte formas mi cadera
Eso te basta
Y a mí también
De momento
Contigo
Hasta que amanece
Porque tienes la mala costumbre de necesitar dormir
Con el dorso de tu mano cerca de mi vello.



Por Rocío Santillana

lunes, 2 de abril de 2012

Persistencia de la memoria

Te veo venir hacia mí,
balanceando tus dones
mientras desnudo
la piel de una mandarina
y el calor derrite
los helados de los niños.


Por Edgardo Nieves Mieles