más allá de las últimas butacas,
muy cerca de los goces y venturas,
tú y yo, por las aceras de la gente,
en un film que no acaba y siempre empieza.
Recuerdo que Anny Ondra eran tus pechos,
tus ojos y tus labios,
que andaban dislocados
por todos mis pasillos interiores.
¡Qué júbilo y qué gritos!
Así entramos en el mundo de los velos
que inventó la pantalla y los suspiros.
*
Ayer fueron sorprendidos en un cine de esta localidad,
pisoteando la moral burguesa, dos novios, en un
estado tal de limbo y desvergüenza, que tuvo que
intervenir la fuerza pública. Otras parejas aplaudían
desde las últimas butacas.
Por Domingo López Torres
No hay comentarios:
Publicar un comentario