miércoles, 24 de abril de 2013

Este sabor de lágrimas


Gris y más gris. No estás, y yo estoy triste
de una tristeza apenas explicable
con palabras, y de una imperturbable
soledad, que por ti nace y existe.

Siempre de gris, mi corazón se viste:
polvo y humo, ceniza abominable,
y la envolvente bruma irrenunciable
que estaba ayer. Y hoy. Y que persiste.

Gris a mí alrededor. Contra mi mano
la nube espesa se va abriendo en vano
porque el fuego que soy, no está encendido

y hay niebla en lo que miro y lo que toco.
Ah, yo no sé... Tal vez te odio un poco
porque está gris, y llueve, y no has venido.
 


Por Julia Prilutzky Farny

lunes, 8 de abril de 2013

No, yo no soy de los vuestros.

No, yo no soy de los vuestros.

Yo vengo de la desobediencia de los
hombres,
de la fragilidad carnal de la palabra,
de la mortal herida del lenguaje.

-Vivo en la noche de los búhos-

Traigo octubres de formas, panales de
tristeza
y un secreto pasar de las costumbres.

-Mi reino no es el mismo--

Yo voy y vengo de los
libros.
Vivo en un corazón de obras agotadas,
que el tiempo,
-a contraluz-
se está llevando.

 Por Marian Suárez


lunes, 1 de abril de 2013

Al anuncio de la muerte de madame M. T.

Qué buen trabajo, muerte,
qué triunfo
demoler una fortaleza semejante.
Devorar tanta carne,
triturar tanto hueso
en tan poco tiempo.
Consumir tanta energía velozmente,
como cuando arde un cigarro.
Qué labor tan sagrada, muerte,
qué bella demostración de fuerza.
(Pero de todas formas habríamos confiado en tu palabra.)
Por Danilo Kiš