lunes, 14 de diciembre de 2015

LVII

Las naranjas caídas,
bordes múltiples de un mismo acantilado,
se pudrían despacio en la llovizna,
azules en la tierra muy mojada.
Oscuridad de naranjos, cafetos, platanares.
Sus moscas volaban serenas,
sobre la turbulencia del caos.
Por Tomás González

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