lunes, 11 de marzo de 2013

Si su coño cantara


La mañana se abre con una puerta de pájaros.
Cuando el umbral se llena de luz
Y ella canta por detrás, yo digo:
“Ella es la diosa de los graznidos de las cabras.”
Rebuzna y berreo
Mientras amamanta al sebo de su tripa,
Llora a mandíbula batiente hebras de tabaco:
No puede con la soledad de la calle,
Nada y nadie, espinazo de perro y ladrillo.
Grazna y a mí se me hinchan los testículos
Al recordar su boca apretada a mi boca
Y la señal de mi mano a fuego en su brazo
Pidiéndole que aquel día su vagina
Me dejara decirle al oído este secreto:
“Solamente tú sabes estremecer la bóveda celeste.”


Si su coño cantara
Sería el señor de los ruiseñores


Por Guillermo Fernández Rojano 

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